Jaime Sabines
1927-1999


Jaime Sabines


     їQuй busco?

їQuй busco?
esa es una buena pregunta.
He tratado muchas veces
de buscar a Dios
y la justicia.
Soy un pobre diablo
que anda
entre el cielo y el infierno.
Soy una gente
que lo quiere todo
y que no ha alcanzado nada.
Durante meses o aсos,
busco
la justicia, el pan, la comida,
la sal, la mujer,
y hay momentos,
breves momentos,
en que he quierido buscar a Dios...
Nunca lo he encontrado,
el dнa que lo encuentre
me quedo callado.

^


     Autonecrologнa

Te quiero porque tienes las partes de la mujer
en el lugar preciso
y estбs completa. No te falta ni un pйtalo,
ni un olor, ni una sombra.
Colocada en tu alma,
dispuesta a ser rocнo en la yerba del mundo,
leche de luna en las oscuras hojas.

Quizбs me ves,
tal vez, acaso un dнa,
en una lбmpara apagada,
en un rincуn del cuarto donde duermes,
soy la mancha, un punto en la pared, alguna raya
que tus ojos, sin ti, se quedan viendo.
Quizбs me reconoces
como una hora antigua
cuando a solas preguntas, te interrogas
con el cuerpo cerrado y sin respuesta.
Soy una cicatriz que ya no existe,
un beso ya lavado por el tiempo,
un amor y otro amor que ya enterraste.
Pero estбs en mis manos y me tienes
y en tus manos estoy, brasa, ceniza,
para secar tus lбgrimas que lloro.
їEn quй lugar, en dуnde, a quй deshoras
me dirбs que te amo? Esto es urgente
porque la eternidad se nos acaba.
Recoge mi cabeza. Guarda el brazo
con que amй tu cintura. No me dejes
en medio de tu sangre en esa toalla.

^


     Entresuelo

Un ropero, un espejo, una silla,
ninguna estrella, mi cuarto, una ventana,
la noche como siempre, y yo sin hambre,
con un chicle y un sueсo, una esperanza.
Hay muchos hombres fuera, en todas partes,
y mбs allб la niebla, la maсana.
Hay бrboles helados, tierra seca,
peces fijos idйnticos al agua,
nidos durmiendo bajo tibias palomas.
Aquн, no hay mujer. Me falta.
Mi corazуn desde hace dнas quiere hincarse
bajo alguna caricia, una palabra.
Es бspera la noche. Contra muros, la sombra
lenta como los muertos, se arrastra.
Esa mujer y yo estuvimos pegados con agua.
Su piel sobre mis huesos
y mis ojos dentro de su mirada.
Nos hemos muerto muchas veces
al pie del alba.
Recuerdo que recuerdo su nombre,
sus labios, su transparente falda.
Tiene los pechos dulces, y de un lugar
a otro de su cuerpo hay una gran distancia:
de pezуn a pezуn cien labios y una hora,
de pupila a pupila un corazуn, dos lбgrimas.
Yo la quiero hasta el fondo de todos los abismos,
hasta el ъltimo vuelo de la ъltima ala,
cuando la carne toda no sea carne, ni el alma
sea alma.
Es precioso querer. Yo ya lo sй. La quiero.
ЎEs tan dura, tan tibia, tan clara!
Esta noche me falta.
Sube un violнn desde la calle hasta mi cama.
Ayer mirй dos niсos que ante un escaparate
de maniquнes desnudos se peinaban.
El silbato del tren me preocupу tres aсos,
hoy se que es una mбquina.
Ningъn adiуs mejor que el de todos los dнas
a cada cosa, en cada instante, alta
la sangre iluminada.

Desamparada sangre, noche blanda,
tabaco del insomnio,triste cama.

Yo me voy a otra parte.
Y me llevo mi mano, que tanto escribe y habla.

^


TE DESNUDAS IGUAL que si estuvieras sola
y de pronto descubres que estбs conmigo.
ЎComo te quiero entonces
entre las sбbanas y el friу!


Te pones a flirtearme como a un desconocido
y yo te hago la corte ceremonioso y tibio.
Pienso que soy tu esposo
y que me engaсas conmigo.

ЎY como nos queremos entonces en la risa
de hallarnos solos en el amor prohibido!

(Despuйs, cuando pasу, te tengo miedo
y siento un escalofrнo.)

^


NO QUIERO PAZ, no hay paz,
quiero mi soledad.
Quiero mi corazуn desnudo
para tirarlo a la calle,
quiero quedarme sordomudo.
Que nadie me visite,
que yo no mire a nadie,
y que si hay alguien, como yo, con asco,
que se lo trague.
Quiero mi soledad,
no quiero paz, no hay paz.

^


     Algo sobre la muerte del mayor Sabines

       Primera parte

              I

Dйjame reposar,
aflojar los mъsculos del corazуn
y poner a dormitar el alma
para poder hablar,
para poder recordar estos dнas,
los mбs largos del tiempo.

Convalecemos de la angustia apenas
y estamos dйbiles, asustadizos,
despertando dos o tres veces de nuestro escaso sueсo
para verte en la noche y saber que respiras.
Necesitamos despertar para estar mбs despiertos
en esta pesadilla llena de gentes y de ruidos.

Tъ eres el tronco invulnerable y nosotros las ramas,
por eso es que este hachazo nos sacude.
Nunca frente a tu muerte nos paramos
a pensar en la muerte,
ni te hemos visto nunca sino como la fuerza y la alegrнa.
No lo sabemos bien, pero de pronto llega
un incesante aviso,
una escapada espada de la boca de Dios
que cae y cae y cae lentamente.
Y he aquн que temblamos de miedo,
que nos ahoga el llanto contenido,
que nos aprieta la garganta el miedo.
Nos echamos a andar y no paramos
de andar jamбs, despuйs de medianoche,
en ese pasillo del sanatorio silencioso
donde hay una enfermera despierta de бngel.
Esperar que murieras era morir despacio,
estar goteando del tubo de la muerte,
morir poco, a pedazos.

No ha habido hora mбs larga que cuando no dormнas,
ni tъnel mбs espeso de horror y de miseria
que el que llenaban tus lamentos,
tu pobre cuerpo herido.

              II

Del mar, tambiйn del mar,
de la tela del mar que nos envuelve,
de los golpes del mar y de su boca,
de su vagina obscura,
de su vуmito,
de su pureza tйtrica y profunda
vienen la muerte, Dios, el aguacero
golpeando las persianas,
la noche, el viento.

De la tierra tambнen,
de las raнces agudas de las casas,
del pie desnudo y sangrante de los бrboles,
de algunas rocas viejas que no pueden moverse,
de lamentables charcos, ataъdes del agua,
de troncos derribados en que ahora duerme el rayo,
y de la yerba, que es la sombra de las ramas del cielo,
viene Dios, el manco de cien manos,
ciego de tantos ojos,
dulcнsimo, impotente.
(Omniausente, lleno de amor,
el viejo sordo, sin hijos,
derrama su corazуn en la copa de su vientre.)

De los huesos tambiйn,
de la sal mбs entera de la sangre,
del бcido mбs fiel,
del alma mбs profunda y verdadera,
del alimento mбs entusiasmado,
del hнgado y del llanto,
viene el oleaje tenso de la muerte,
el frнo sudor de la esperanza,
y viene Dios riendo.

Caminan los libros a la hoguera.
Se levanta el telуn: aparece el mar.

(Yo no soy el autor del mar.)

              III

Siete caнdas sufriу el elote de mi mano
antes de que mi hambre lo encontrara,
siete veces mil veces he muerto
y estoy risueсo como en el primer dнa.
Madie dirб: no supo de la vida
mбs que los bueyes, ni menos que las golondrinas.
Yo siempre he sido el hombre, amigo fiel del perro,
hijo de Dios desmemoriado,
hermano del viento.
ЎA la chingada las lбgrimas!, dije,
y me puse a llorar
como se ponen a parir.
Estoy descalzo, me gusta pisar el agua y las piedras,
las mujeres, el tiempo,
me gusta pisar la yerba que crecerб sobre mi tumba
(si es que tengo una tumba algъn dнa).
Me gusta mi rosal de cera en el jardнn que la noche visita.
Me gustan mis abuelos de totomoste
y me gustan mis zapatos vacнos
esperбndome como el dнa de maсana.
ЎA la chingada la muerte!, dije,
sombra de mi sueсo,
perversiуn de los бngeles,
y me entreguй a morir
como una piedra al rнo,
como un disparo al vuelo de los pбjaros.

              IV

Vamos a hablar del Prнncipe Cбncer,
Seсor de los Pulmones, Varуn de la Prуstata,
que se divierte arrojando dardos
a los ovarios tersos, a las vaginas mustias,
a las ingles multitudinarias.

Mi padre tiene el ganglio mбs hermoso del cбncer
en la raнz del cuello, sobre la subclavia,
tubйrculo del bueno de Dios,
ampolleta de la buena muerte,
y yo mando a la chingada a todos los soles del mundo.
El Seсor Cбncer, El Seсor Pendejo,
es sуlo un instrumento en las manos obscuras
de los dulces personajes que hacen la vida.

En las cuatro gavetas del archivero de madera
guardo los nombres queridos,
la ropa de los fantasmas familiares,
las palabras que rondan
y mis pieles sucesivas.
Tambiйn estбn los rostros de algunas mujeres
los ojos amados y solos
y el beso casto del coito.
Y de las gavetas salen mis hijos.
ЎBien haya la sombra del бrbol
llegando a la tierra,
porque es la luz que llega!

              V

De las nueve de la noche en adelante
viendo la televisiуn y conversando
estoy esperando la muerte de mi padre.
Desde hace tres meses, esperando.
En el trabajo y en la borrachera,
en la cama sin nadie y en el cuarto de niсos,
en su dolor tan lleno y derramado,
su no dormir, su queja y su protesta,
en el tanque de oxнgeno y las muelas
del dнa que amanece, buscando la esperanza.

Mirando su cadбver en los huesos
que es ahora mi padre,
e introduciendo agujas en las escasas venas,
tratando de meterle la vida, de soplarte
en la boca el aire...

(Me avergьenzo de mн hasta los pelos
por tratar de escribir estas cosas.
ЎMaldito el que crea que esto es un poema!)

Quiero decir que no soy enfermero,
padrote de la muerte,
orador de panteones, alcahuete,
pinche de Dios, sacerdote de las penas,
Quiero decir que a mн me sobra el aire...

              VI

Te enterramos ayer.
Ayer te enterramos.
Te echamos tierra ayer.
Quedaste en la tierra ayer.
Estбs rodeado de tierra
desde ayer.
Arriba y abajo y a los lados
por tus pies y por tu cabeza
estб la tierra desde ayer.
Te metimos en la tierra,
te tapamos con tierra ayer.
Perteneces a la tierra
desde ayer.
Ayer te enterramos
en la tierra, ayer.

              VII

Madre generosa
de todos los muertos,
madre tierra, madre
vafina del frнo,
brazos de intemperie,
regazo del viento,
nido de la noche,
madre de la muerte,
recуgelo, abrнgalo,
desnъdalo, tуmalo,
guбrdalo, acбbalo.

              VIII

No podrбs morir.
Debajo de la tierra
no podrбs morir.
Sin agua y sin aire
no podrбs morir.
Sin azъcar, sin leche,
sin frijoles, sin carne,
sin harina, sin higos,
no podrбs morir.
Debajo de la vida
no podrбs morir.
En tu tanque de tierra
no podrбs morir.
En tu caja de muerto
no podrбs morir.
En tus venas sin sangre
no podrбs morir.
En tu pecho vacнo
no podrбs morir.
En tu boca sin fuego
no podrбs morir.
En tus ojos sin nadie
no podrбs morir.
En tu carne sin llanto
no podrбs morir.
No podrбs morir.
No podrбs morir.
No podrбs morir.

Enterramos tu traje,
tus zapatos, el cбncer:
no podrбs morir.
Tu silencio enterramos,
Tu cuerpo con candados.
Tus canas finas,
tu dolor clausurado.
No podrбs morir.

              IX

Te fuiste no sй a dуnde.
Te espera tu cuarto.
Mi mamб, Juan y Jorge
te estamos esperando.
Nos han dado abrazos
de condolencia, y recibimos
cartas, telegramas, noticias
de que te enterramos,
pero tu nieta mбs pequeсa
te busca en el cuarto,
y todos, sin decirlo,
te estamos esperando.

              X

Es un mal sueсo largo,
una tonta pelнcula de espanto,
un tъnel que no acaba
lleno de piedras y de charcos,
ЎQuй tiempo este, maldito,
que revuelve las horas y los aсos,
el sueсo y la conciencia,
el ojo abierto y el morir despacio!

              XI

Reciйn parido en el lecho de la muerte,
criatura de la paz, inmуvil, tierno,
reciйn niсo del sol de rostro negro,
arullado en la cuna del silencio,
mamando obscuridad, boca vacнa,
ojo apagado, corazуn desierto.

Pulmуn sin aire, niсo mнo, viejo,
cielo enterrado y manantial aйreo
voy a volverme un llanto subterrбneo
para echarte mis ojos en tu pecho.

              XII

Morir es retirarse, hacerse a un lado,
ocultarse un momento, estarse quieto,
pasar el aire de una orilla a nado
y estar en todas partes en secreto.

Morir es olvidar, ser olvidado,
refugiarse desnudo en el discreto
calor de Dios, y en su cerrado
puсo, crecer igual que un feto.

Morir es encenderse bocabajo
hacia el humo y el hueso y la caliza
y hacerse tierra y tierra con trabajo.

Apagarse es morir, lento y aprisa
tomar la eternidad como a destajo
y repartir el alma en la ceniza.

              XIII

Padre mнo, seсor mнo, hermano mнo,
amigo de mi alma, tierno y fuerte,
saca tu cuerpo viejo, viejo mнo,
saca tu cuerpo de la muerte.

Saca tu corazуn igual que un rнo,
tu frente limpia en que aprendн a quererte,
tu brazo como un бrbol en el frнo,
saca todo tu cuerpo de la muerte.

Amo tus canas, tu mentуn austero,
tu bica firme y tu mirada abierta,
tu pecho vasto y sуlido y certero.

Estoy llamando, tirбndote la puerte.
Parece que yo soy el que me muero:
Ўpadre mнo, despierta!

              XIV

No se ha roto ese vaso en que bebiste,
ni la taza, ni el tubo, ni tu plato,
Ni se quemу la cama en que moriste,
ni sacrificamos un gato.

Te sobreviviste todo. Todo existe
a pesar de tu muerte y de mi flato.
Parece que la vida nos embiste
igual que el cбncer sobre tu homoplato.

Te enterramos, te lloramos, te morimos,
te estбs bien muerto y bien jodido y yermo
mientras pensamos en lo que no hicimos

y queremos tenerte aunque sea enfermo.
Nada de lo que fuiste, fuiste y fuimos
a no ser habitantes de tu infierno.

              XV

Papб por treinta o por cuarenta aсos,
amigo de mi vida todo el tiempo,
protector de mi miedo, brazo mнo,
palabra clara, corazуn resuelto,

te has muerto cuando menos falta hacнas,
cuando mбs falta me haces, padre, abuelo,
hijo y hermano mнo, esponja de mi sangre,
paсuelo de mis ojos, almohada de mi sueсo.

Te has muerto y me has matado un poco.
Porque no estбs, ya no estaremos nunca
completos, en un sitio, de algъn modo.

Algo le falta al mundo, y tъ te has puesto
a empobrecirlo mбs, y a hacer a solas
tus gentes tristes y tu Dios contento.

              XVI
              (Noviembre 27)

їSerб posible que abras los ojos y nos veas ahora?
їPodrбs oнrnos?
їPodrбs sacar tus manos un momento?

Estamos a tu lado. Es nuestra fiesta,
tu cumpleaсos, viejo.
Tu mujer y tus hijos, tus nueras y tus nietos
venimos a abrazarte, todos, viejo.
ЎTienes que estar oyendo!
No vayas a llorar como nosotros
porque tu muerte no es sino un pretexto
para llorar por todos,
por los que estбn viviendo.
Una pared caнda nos separa,
sуlo el cuerpo de Dios, sуlo su cuerpo.

              XVII

Me acostumbrй a guardarte, a llevarte lo mismo
que lleva uno su brazo, su cuerpo, su cabeza.
No eras distinto a mн, ni eras lo mismo.
Eras, cuando estpy triste, mi tristeza.

Eras, cuando caнa, eras mu abismo,
cuando me levantaba, mi fortaleza.
Eras brisa y sudor y cataclismo,
y eras el pan caliente sobre la mesa.

Amputado de ti, a medias hecho
hombre o sombra de ti, sуlo tu hijo,
desmantelada el alma, abierto el pecho,

ofrezco a tu dolor un crucifijo:
te doy un palo, una piedra, un helecho,
mis hijos y mis dнas, y me aflijo.

^


       Segunda parte

              I

Mientras los niсos crecen, tъ, con todos los muertos,
poco a poco te acabas.
Yo te he ido mirando a travйs de las noches
por encima del mбrmol, en tu pequeсa casa.
Un dнa ya sin ojos, sin nariz, sin orejas,
otro dнa sin garganta,
la piel sobre tu frente agrietбndose, hundiйndose,
tronchando obscuramente el trigal de tus canas.
Todo tъ sumergido en humedad y gases
haciendo tus desechos, tu desorden, tu alma,
cada vez mбs igual tu carne que tu traje,
mбs madera tus huesos y mбs huesos las tablas.
Tierra mojada donde habнa tu boca,
aire podrido, luz anuquilada,
el silencio tendido a todo su tamaсo
germinando burbujas bajo las hojas de agua.
(Flores dominicales a dos metros arriba
te quieren pasar besos y no te pasan nada.)

              II

Mientras los niсos crecen y las horas nos hablan
tъ, subterrбneamente, lentamente, te apagas.
Lumbre enterrada y sola, pabilo de la sombra,
veta de horror para el que te escarba.

ЎEs tan fбcil decirte "padre mнo"
y es tan difнcil encontrarse, larva
de Dios, semilla de esperanza!

Quiero llorar a veces, y no quiero
llorar porque me pasas
como un derrumbre, porque pasas
como un viento tremendo, como un escalofrнo
debajo de las sбbanas,
como un gusano lento a lo largo del alma.
ЎSi sуlo se pudiera decir: "papб, cebolla,
polvo, cansancio, nada, nada, nada"!
ЎSi con un trago te tragara!
ЎSi con este dolor te apuсalara!
ЎSe con este desvelo de memorias
--herida abierta, vуmito de sangre--
te agarrara la cara!

Yo sй que tъ ni yo,
ni un par de valvas,
ni un becerro de cobre, ni unas alas
sosteniendo la muerte, ni la espuma
en que naufraga el mar, ni --no-- las playas,
la arena, la sumisa piedra con viento y agua,
ni el бrbol que es abuelo de su sombra,
ni nuestro sol, hijastro de sus ramas,
ni la fruta madura, incandescente,
ni la raнz de perlas y de escamas,
ni tu tнo, ni tu chozno, ni tu hipo,
ni mi locura, y ni tus espaldas,
sabrбn del tiempo obscuro que nos corre
desde las venas tibias a las canas.

(Tiempo vacнo, ampolla de vinagre,
caracol recordando la resaca.)

He aquн que todo viene, todo pasa,
todo, todo se acaba.
їPero tъ? їpero yo? їpero nosotros?
їpara quй levantamos la palabra?
їde quй sirviу el amor?
їcuбl era la muralla
que detenнa la muerte? їdуnde estaba
el niсo negro de tu guarda?

Бngeles degollados puse al pie de tu caja,
y te echй encima tierra, piedras, lбgrimas,
para que ya no salgas, para que no salgas.

              III

Sigue el mundo su paso, rueda el tiempo
y van y vienen mбscaras.
Amanece el dolor un dнa tras otro,
nos rodeamos de amigos y fantasmas,
parece a veces que un alambre estira
la sangre, que una flor estalla,
que el corazуn da frutas, y el cansancio
canta.

Embrocados, bebiendo en la mujer y el trago,
apostando a crecer como las plantas,
fijos, inmуviles, girando
en la invisible llama.
Y mientras tъ, el fuerte, el generoso,
el limpio de mentiras y de infamias,
guerrero de la paz, juez de victorias
--cedro del Lнbano, robledal de Chiapas--
te ocultas en la tierra, te remontas
a tu raнz obscura y desolada.

              IV

Un aсo o dos o tres,
te da lo mismo
їCuбl reloj en la muerte?, їquй campana
incesante, silenciosa, llama y llama?
їquй subterrбnea voz no pronunciada?
їquй grito hundido, hundiйndose, infinito
de los dientes atrбs, en la garganta
aйrea, flotante, para escamas?

їPara esto vivir? їpara sentir prestados
los brazos y las piernas y la cara,
arrendados al hoyo, entretenidos
los jugos en la cбscara?
їpara exprimir los ojos noche a noche
en el temblor obscuro de la cama,
remolino de quietas transparencias,
descendimiento de la nбusea?

їPara esto morir?
їpara inventar el alma,
el vestido de Dios, la eternidad, el agua
del aguacero de la muerte, la esperanza?
їmorir para pescar?
їpara atrapar con su red a la araсa?

Estбs sobre la playa de algodones
y tu marca de sombras sube y baja.

              V

Mi madre sola, en su vejez hundida,
sin dolor y sin lбstima,
herida de tu muerte y de tu vida.

Esto dejaste. Su pasiуn enhiesta,
su celo firme, su labor sombrнa.
Бrbol frutal a un paso de la leсa,
su curvo sueсo que te resucita.
Esto dejaste. Esto dejaste y no querнas.

Pasу el viento. Quedaron de la casa
el pozo abierto y la raнz en ruinas,
Y es en vano llorar. Y si golpeas
las paredes de Dios, y si te arrancas
el pelo o la camisa,
nadie te oye jamбs, nadie te mire.
No vuelve nadie, nada. No retorna
el polvo de oro de la vida.

^


LENTO, AMARGO ANIMAL
que soy, que he sido,
amargo desde el nudo de polvo y agua y viento
que en la primera generaciуn del hombre pedнa a Dios.

Amargo como esos minerales amargos
que en las noches de exacta soledad
--maldita y arruinada soledad
sin uno mismo--
trepan a la garganta
y, costras de silencio,
asfixian, matan, resucitan.

Amargo como esa voz amarga
prenatal, presubstancial, que dijo
nuestra palabra, que anduvo nuestro camino,
que muriу nuestra muerte,
y que en todo momento descubrimos.

Amargo desde dentro,
desde lo que no soy,
--mi piel como mi lengua--
desde el primer viviente,
anuncio y profecнa.

Lento desde hace siglos,
remoto --nada hay detrбs--,
lejano, lejos, desconocido.
Lento, amargo animal
que soy, que he sido.

^


     Horal

El mar se mide por olas,
el cielo por alas,
nosotros por lбgrimas.

El aire descansa en las hojas,
el agua en los ojos,
nosotros en nada.

Parece que sales y soles,
nosotros y nada...

^


YO NO LO SЙ DE CIERTO, pero supongo
que una mujer y un hombre
algъn dнa se quieren,
se van quedando solos poco a poco,
algo en su corazуn les dice que estбn solos,
solos sobre la tierra se penetran,
se van matando el uno al otro.

Todo se hace en silencio. Como
se hace la luz dentro del ojo.
El amor une cuerpos.
En silencio se van llenando el uno al otro.

Cualquier dнa despiertan, sobre brazos
piensan entonces que lo saben todo.
Se ven desnudos y lo saben todo.

(Yo no lo sй de cierto. Lo supongo.)

^


     Los amorosos

Los amorosos callan.
El amor es el silencio mбs fino,
el mбs tembloroso, el mбs insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazуn les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.

Los amorosos andan como locos
porque estбn solos, solos, solos,
entregбndose, dбndose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al dнa, no pueden hacer mбs, no saben.
Siempre se estбn yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prуrroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre --Ўquй bueno!-- han de estar solos.

Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
tambiйn como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si duermen se los comen los gusanos.
En la obscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sбbana
y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, sуlo locos,
sin Dios y sin diablo.

Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se rнen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verнdicamente,
de las que creen en el amor como en una lбmpara de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego de amor.
Nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergьenzan de toda conformaciуn.

Vacнos, pero vacнos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrбs de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra reciйn nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canciуn no aprendida.
Y se van llorando, llorando
la hermosa vida.

^


EN LA SOMBRA ESTABAN SUS OJOS
y sus ojos estaban vacнos
y asustados y dulces y buenos
y frнos.

Allн estaban sus ojos y estaban
en su rostro callado y sencillo
y su rostro tenнa sus ojos
tranquilos.

No miraban, miraban, quй solos
y quй tiernos de espanto, quй mнos,
me dejaban su boca en los labios
y lloraban un aire perdido
y sin llanto y abiertos y ausentes
y distantes y heridos
en la sombra en que estaban, estaban
callados, vacнos.

Y una niсa en sus ojos sin nadie
se asomaba sin nada a los mнos
y callaba y miraba y callaba
y sus ojos abiertos y limpios,
piedra de agua, me estaban mirando
mбs allб de mis ojos sin niсos
y quй solos estaban, quй tristes,
quй limpios.

Y en la sombra en que estaban sus ojos
y en el aire sin nadie, afligido,
allн estaban sus ojos y estaban
vacнos.

^


LA COJITA ESTБ EMBARAZADA.
Se mueve trabajosamente,
pero quй dulce mirada
mira de frente.

Se le agrandaron los ojos
como si su niсo
tambiйn le creciera en ellos
pequeсo y limpio.
A veces se queda viendo
quiйn sabe quй cosas
que sus ojos blancos
se le vuelven rosas.

Anda entre toda la gente
trabajosamente.
No puede disimular,
pero, a punto de llorar,
la cojita, de repente,
se mira el vientre
y rнe. Y rнe la gente.

La cojita embarazada
ahorita estб en su balcуn
y yo creo que se alegra
cantбndose una canciуn:
"cojita del pie derecho
y tambiйn del corazуn".

^


LOS HE VISTO EN EL CINE,
frente a los teatros,
en los tranvнas y en los parques,
los dedos y los ojos apretados.
Las muchachas ofrecen en las salas oscuras
sus senos a las manos
y abren la boca a la caricia hъmeda
y separan los muslos para invisibles sбtiros.
Los he visto quererse anticipadamente, adivinando
el goce que los vestidos cubren, el engaсo
de la palabra tierna que desea,
el uno al otro extraсo.
Es la flor que florece
en el dнa mбs largo,
el corazуn que espera,
el que tiembla lo mismo que un ciego en un presagio.

Esa niсa que hoy vi tenнa catorce aсos,
a su lado sus padres le miraban la risa
igual que si ella se la hubiera robado.

Los he visto a menudo
--a ellos, a los enamorados--
en las aceras, sobre la yerba, bajo un бrbol,
ecnoctrarse en la carne,
sellarse con los labios.
Y he visto el cielo negro
en el que no hay ni pбjaros,
y estructuras de acero
y casas pobres, patios,
lugares olvidados.
Y ellos, constantes, tiemblan,
se ponen en sus manos,
y el amor se sonrнe, los mueve, les enseсa,
igual que un viejo abuelo desengaсado.

^


     Adбn y Eva

              I

-- Estбbamos en el paraнso. En el paraнso no ocurre nunca nada. No nos conocнamos. Eva, levбntate.
  -- Tengo amor, sueсo, hambre. їAmaneciу?
  -- Es de dнa, pero aъn hay estrellas. El sol viene de lejos hacia nosotros y empiezan a galopar los бrboles. Escucha.
  -- Yo quiero morder tu quijada. Ven. Estoy desnuda, macerada, y huelo a ti.
  Adбn fue hacia ella y la tomу. Y parecнa que los dos se habнan metido en un rнo muy ancho, y que jugaban con el agua hasta el cuello, y reнan, mientras pequeсas peces equivocados les mordнan las piernas.

              IV

-- Ayer estuve observando a los animales y me puse a pensar en ti. Las hembras son mбs tersas, mбs suaves y mбs daсinas. Antes de entregarse maltratan al macho, o huyen, se defienden. їPor quй? Te he visto a ti tambiйn, como las palomas, enardeciйndote cuando yo estoy tranquilo. їEs que tu sangre y la mнa se encienden a diferentes horas?
  Ahora que estбs dormida debнas responderme. Tu respiraciуn es tranquila y tienes el rostro desatado y los labios abiertos. Podrнas decirlo todo sin aflicciуn, sin risas.
  їEs que somos distintos? їNo te hicieron, pues, de mi costado, no me dueles?
  Cuando estoy en ti, cuando me hago pequeсo y me abrazas y me envuelves y te encierras como la flor con el insecto, sй algo, sabemos algo. La hembra es siempre mбs grande, de algъn modo.
  Nosotros nos salvamos de la muerte. їPor quй? Todas las noches nos salvamos. Quedamos juntos, en nuestros brazos, y yo empiezo a crecer como el dнa.
  Algo he de andar buscando en ti, algo mнo que tъ eres y que no has de darme nunca.
  їPor quй nos separaron? Me haces falta para andar, para ver, como un tercer ojo, como otro pie que sуlo yo sй que tuve.

              VII

-- їQuй es el canto de los pбjaros, Adбn?
  -- Son los pбjaros mismos que se hacen aire. Contar es derramarse en gotas de aire, en hilos de aire, temblar.
  -- Entonces los pбjaros estбn maduros y se les cae la garganta en hojas, y sus hojas son suaves, penetrantes, a veces rбpidas. їPor quй?, їpor quй no estoy madura yo?
  -- Cuando estйs madura te vas a desprender de ti misma, y lo que seas de fruta se alegrarб, y lo que seas de rama quedarб temblando. Entonces lo sabrбs. El sol no te ha penetrado como al dнa, estбs amaneciendo.
  -- Yo quiero cantar. Tengo un aire apretado, un aire de pбjaro y de mн. Yo voy a cantar.
  -- Tъ estбs cantando siempre sin darte cuenta. Eres igual que el agua. Tampoco las piedras se dan cuenta, y su cal silenciosa se reъne y canta silenciosamente.

              XV

Bajo mis manos crece, dulce, todas las noches. Tu vientre manso, suave, infinito. Bajo mis manos que pasan y repasan midiйndolo, besбndolo; bajo mis ojos que lo quedan viendo toda la noche.
  Me doy cuenta de que tus pechos crecen tambiйn, llenos de ti, redondos y cayendo. Tъ tienes algo. Rнes, miras distinto, lejos.
  Mi hijo te estб haciendo mбs dulce, te hace frбgil. Suenas como la pata de la paloma al quebrarse.
  Guardadora, te amparo contra todos los fantasmas; te abrazo para que madures en paz.

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TE QUIERO A LAS DIEZ DE LA MAСANA, y a las once, y a las doce del dнa. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tъ piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diverciones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mн.

Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estбs hecha para mн, que de algъn modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tъ vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueсo.

Todos los dнas te quiero y te odio irremediablemente. Y hay dнas tambiйn, hay horas en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves. їQuiйn podrнa quererte menos que yo amor mнo?

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SI HUBIERA DE MORIR dentro dentro de unos instantes, escribirнa estas sabias palabras: бrbol del pan y de la miel, ruibarbo, coca-cola, zonite cruz gamada. Y me echarнa a llorar.

Uno puede llorar hasta con la palabra "excusado" si tiene ganas de llorar...

Y esto es lo que hoy me pasa. Estoy dispuesto a perder hasta las uсas, a sacarme los ojos y a exprimirlos como limones sobre la taza de cafй. ("Te convido a una taza de cafй con cascaritas de ojo, corazуn mнo.")

Antes de que caiga sobre mi lengua el hielo del silencio, antes de que se raje mi garganta y mi corazуn se desplome como una bolsa de cuero, quiero decirte, vida mнa, lo agradecido que estoy, por este hнgado estupendo que me dejу comer todas tus rosas, el dнa que entrй a tu jardнn oculto sin que nadie me viera.

Lo recuerdo. Me llenй el corazуn de diamantes --que son estrellas caнdas y envejecidas en el polvo de la tierra-- y lo anduve sonando como una sonaja mientras reнa. No tengo otro rencor que el que tengo, y eso porque pude nacer antes y no lo hiciste.

No pongas el amor en mis manos como un pбjaro muerto.

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TU CUERPO ESTБ A MI LADO
fбcil, dulce, callado.
Tu cabeza en mi pecho se arrepiente
con los ojos cerrados
y yo te miro y fumo
y acaricio tu pelo enamorado.
Esta mortal ternura con que callo
te estб abrazando a ti mientras yo tengo
inmуviles mis brazos.
Miro mu cuerpo, el muslo
en que descansa tu cansancio,
tu blando seno oculto y apretado
y el bajo y suave respirar de tu vientre
sin mis labios.
Te digo a media voz
cosas que invento a cada rato
y me pongo de veras triste y solo
y te beso como si fueras tu retrato.
Tъ, sin hablar, me miras
y te apietas a mi y haces tu llanto
sin lбgrimas. sin ojos, sin espanto.
Y yo vuelvo a fumar, mientras la cosas
se poner a escuchar lo que no hablamos.

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NO ES QUE MUERA DE AMOR, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amar de ti,
de urgencia mнa de mi piel de ti,
de mi alma de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.

Muero de ti y de mн, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.

Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacнo,
en el cine y los parques, los tranvнas,
los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sй como yo mismo.

Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estйs fuera de mн,
y en el lugar en el que aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros, separados del mundo
dichosa, penetrada, y cierto, interminable.

Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayйndonos en mъltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.

Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcнsimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de mбscaras,
de triбngulos obscuros e incesantes.
Me muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte, amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
inconsolable, a gritos,
dentro de mн, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrбs, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos mбs, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.

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NO ES NADA DE TU CUERPO,
ni tu piel, ni tus ojos, ni tu vientre,
ni ese lugar secreto que los dos conocemos,
fosa de nuestra muerte, final de nuestro entierro.
No es tu boca --tu boca que es igual que tu sexo--.
ni la reuniуn exacta de tus pechos,
ni tu espalda dulcнsima y suave,
ni tu ombligo, en que bebo.
Ni son tus muslos duros como el dнa,
ni tus rodillas de marfil al fuego,
ni tus pied diminutos y sangrantes,
ni tu olor, ni tu pelo.
No es tu mirada --їquй es una mirada?--
triste luz descarriada, paz sin dueсo,
ni el album de tu oнdo, ni tus voces,
ni las ojeras que te deja el sueсo.
Ni es tu lengua de vнbora tampoco,
flecha de avispas en el aire ciego,
ni la humedad caliente de tu asfixia
que sostiene tu beso.
No es nada de tu cuerpo,
ni una brizna, ni un pйtalo,
ni una gota, ni un grano, ni un momento:

Es sуlo este lugar donde estuviste,
estos mis brazos tercos.

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EESPERO CURARME DE TI en unos dнas. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

їTe parece bien que te quiera nada mбs una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y tambiйn el silencio. Porque las mejores palabras del amor estбn entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar tambiйn ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tъ sabes cуmo te digo que te quiero cuando digo: "qъe calor hace", "dame agua", "їsabes manejar?", "se hizo de noche"... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mнas, te he dicho "ya es tarde", y tъ sabнas que decнa "te quiero".)

Una semana mбs para reunir todo el amor del tiempo. Para dбrtelo. Para que hagas con йl lo que tъ quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sуlo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteуn.

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CUANDO TENGAS GANAS DE MORIRTE
esconde la cabeza bajo la almohada
y cuenta cuatro mil borregos.
Quйdate dos dнas sin comer
y verбs quй hermosa es la vida:
carne, frijoles, pan.
Quйdate sin mujer: verбs.

Cuando tengas ganas de morirte
no alborotes tanto: muйrete
y ya.

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     Me dueles

Mansamente, insoportablemente, me dueles.
Toma mi cabeza, cуrtame el cuello.
Nada queda de mн despuйs de este amor.

Entre los escombros de mi alma bъscame,
escъchame.
En algъn sitio mi voz, sobreviviente, llama,
pide tu asombro,
tu iluminado silencio.

Atravesando muros, atmуsrefas, edades,
tu rostro (tu rostro que parece que fuera cierto)
viene desde la muerte, desde antes
del primer dнa que despertara al mundo.

ЎQuй claridad tu rostro, quй ternura
de luz ensimismada,
quй dibujo de miel sobre hojas de agua!

Amo tus ojos, amo, amo tus ojos.
Soy como el hijo de tus ojos,
como una gota de tus ojos soy.
Levбntame. De entre tus pies levбntame, recуgeme,
del suelo, de la sombra que pisas,
del rincуn de tu cuarto que nunca ves en sueсos.
Levбntame. Porque he caнdo de tus manos
y quiero vivir, vivir, vivir.

^


CANONICEMOS A LAS PUTAS. Santoral del sбbado: Bety, Lola, Margot, vнrgenes perpetuas, reconstruidas, mбrtires provisorias llenas de gracia, manantiales de generosidad.

Das el placer, oh puta redentora del mundo, y nada pides a cambio sino unos monedas miserables. No exiges ser amada, respetada, atendida, ni imitas a las esposas con los lloriqueos, las reconvenciones y los celos. No obligas a nadie a la despedida ni a la reconciliaciуn; no chupas la sangre ni el tiempo; eres limpia de culpa; recibes en tu seno a los pecadores, escuchas las palabras y los sueсos, sonrнes y besas. Eres paciente, experta, atribulada, sabia, sin rencor.

No engaсas a nadie, eres honesta, нntegra, perfecta; anticipas tu preciom te enseсas; no discriminas a los viejos, a los criminales, a los tontos, a los de otro color; soportas las agresiones del orgullo, las asechanzas de los enfermos; alivias a los impotentes, estimulas a los tнmidos, complaces a los hartos, encuentras la fуrmula de los desencantados. Eres la confidente del borracho, el refugio del perseguido, el lecho del que no tiene reposo.

Has educado ti boca y tus manos, tus mъsculos y tu piel, tus vнsceras y tu alma. Sabes vestir y desvestirte, acostarte, moverte. Eres precisa en el ritmo, exacta en el gemido, dуcil a las maneras del amor.

Eres la libertad y el equilibrio; no sujetas ni detienes a nadie; no sometes a los recuerdos ni a la espera. Eres pura presencia, fluidez, perpetuidad.

En el lugar en que oficias a la verdad y a la belleza de la vida, ya sea el burdel elegante, la casa discreta o el camastro de la pobreza, eres lo mismo que una lбmpara y un vaso de agua y un pan.

Oh puta amiga, amante, amada, recodo de este dнa de siempre, te reconozco, te canonizo a un lado de los hipуcritas y los perversos, te doy todo mi dinero, te corono con hojas de yerba y me dispongo a aprender de tн todo el tiempo.

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     El peatуn

Se dice, se rumora, afirman en los salones, en las fiestas, alguien o algunos enterados, que Jaime Sabines es un gran poeta. O cuando menos un buen poeta. O un poeta decente, valioso. O simplemente, pero realmente, un poeta.

Le llega la noticia a Jaime y йste se alegra: Ўquй maravilla! ЎSoy un poeta! ЎSoy un poeta importante! ЎSoy un gran poeta!

Convencido, sale a la calle, o llega a la casa, convencido. Pero en la calle nadie, y en la casa menos: nadie se da cuenta de que es un poeta. їPor quй los poetas no tienen una estrella en la frente, o un resplandor visible, o un rayo que les salga de la orejas?

ЎDios mнo!, dice Jaime. Tengo que ser papб o marido, o trabajar en la fбbrica como cualquiera, o andar, como cualquiera, de peatуn.

ЎEso es!, dice Jaime. No soy un poeta: soy un peatуn.

Y esta vez se queda echado en la cama con una alegrнa dulce y tranquila.

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     Pensбndolo bien

Me dicen que debo hacer ejercicios para adelgazar,
que alrededor de los 50 son muy peligrosos la grasa y el cigarro,
que hay que conservar la figura
y dar la batalla al tiempo, a la vejez.

Expertos bien intencionados y mйdicos amigos
me recomiendan dietas y sistemas
para prolongar la vida unos aсos mбs.

Lo agradezco de todo corazуn, pero me rнo
de tan vanas recetas y tan escaso afбn.
(La muerte tambiйn rнe de todas estas cosas.)

La ъnica recomendaciуn que considero seriamente
es la de buscar mujer joven para la cama
porque a estas alturas
la juventud sуlo puede llegarnos por contagio.

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     La luna

La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cбpsula cada dos horas.
Es buena como hipnуtico y sedante
y tambiйn alivia
a los que se han intoxicado de filosofнa.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los mйdicos y las clнnicas.
Se puede dar de postre a los niсos
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.

Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarбs lo que quieres ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a la vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.

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     Tu nombre

Trato de escribir en la oscuridad tu nombre. Trato de escribir que te amo. Trato de decir a oscuras todo esto. No quiero que nadie se entere, que nadie me mire a las tres de la maсana paseando de un lado a otro de la estancia, loco, lleno de ti, enamorado. Iluminado, ciego, lleno de ti, derramбndote. Digo tu nombre con todo el silencio de la noche, lo grita mi corazуn amordazado. Repito tu nombre, vuelvo a decirlo, lo digo incansablemente, y estoy seguro que habrб de amanecer.

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TODO ME LO HAS DADO, SEСOR.
Me diste a mi padre y a la muerte de mi padre,
a mi madre y su muerte,
a mi hermano Juan y su destinom
a Jorge, el verdadero y el fantasma,
a mi mujer, Chepita, y a mis hijos,
a mi cama me diste y a mis huesos
que reclaman mбs tiempo.
Me diste todo, sн,
y me he entregado
a vivir y a morir con calendario.
Sуlo te pido que me dejes solo
a punto de las ocho porque es hora
de dormir.

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     Preocupaciуn de Job

De pronto, me siente perseguido por la buena suerte. Todo me sale bien. Disfruto de salud, de amor y de dinero. їQuй hice?, їquй debo hacer para merecerlo? їEs una mбs de tus pruebas, Dios mнo?

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     Me encanta Dios

Me encanta Dios. Es un viejo magnнfico que no se toma en serio. A йl le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatуn y bastante torpe de las manos.

Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo, o Mahoma, o mi tнa Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero esto a йl no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeсa, que el hombre se traga al hombre. Y por eso inventу la muerte: para que la vida --ni tъ ni yo-- la vida, sea para siempre.

Ahora los cientнficos salon con la teorнa del Big Bang... Pero їquй importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es un asunto sуlo para agencias de viajes.

A mн me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el trбnsito en el camino de las hormigas. Y es tan juguetуn y travieso que el otro dнa descubrн que ha hecho --frente al ataque de los antibiуticos-- Ўbacterias mutantes!

Viejo sabio o niсo explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo y de carne, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increнble.

Mueve una mano y hace el mar, mueve otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento.

Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, y manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira. Es la tierra que cambia --y se agita y crece-- cuando Dios de aleja.

Dios siempre estб de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el mбs cercano de mis hermanos, la mujer mбs amada, el perrito y la pulga, la piedra mбs antigua, el pйtalo mбs tierno, el aroma mбs dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy.

A mн me gusta, a mн me encanta Dios. Que Dios bendiga a Dios.

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Gregory K. Gazaryan
Last modified: Fri May 14 22:31:58 CDT 1999
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